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El mejor regalo en esta navidad es el perdón

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Con frecuencia en esta época nos volvemos locos pensando qué darle a nuestros seres queridos, lo cual creo que está muy bien, el amor se puede expresar a través de detalles materiales que pueden tener dos propósitos:

Regalarle algo bonito a nuestros seres queridos tan solo porque nos gustaría que lo tengan, o sabemos que les va a gustar, esto les va a traer alegría, verles una sonrisa dibuja en el rostro nos causa una profunda satisfacción, esto está bien.

El otro propósito es regalarle cosas a nuestros seres queridos que les pueden resultar funcionales, porque sabemos que de una u otra forma se les compensa una necesidad, ejemplo, unos lentes, ropa quizá, hasta ayudarles con exámenes médicos, en fin lo que sea, el fin es agradar, ayudar y apoyar.

El afecto que se expresa en detalles es importante, es significativo, pero a veces cuando vamos arreglar cosas, puede que medien procesos no del todo sanos, por ejemplo:

A veces queremos reparar carencias afectivas, por nuestra falta de compromiso, por lo que no les hemos damos a lo largo del año.

Otras veces la dependencia afectiva nos obliga a comprarle a una multiplicidad enorme de personas cosas tan sólo porque es lo que se estila en esta época.

En alguna medida, a veces la impulsividad, el consumismo nos lleva a comprar cosas para los demás sin pensarlo, sin medir las consecuencias financieras que esto pueda tener a corto plazo.

Procurar dar afecto a través de expresiones materiales está bien, si media una motivación sana: Expresar amor, un detalle expresa atención, sensibilidad, compromiso, solidaridad, todo esto está muy bien, pero hay que ser cautos con nuestras finanzas. Donde no hay restricción es en el afecto, se puede ser generosos, desbordados en amor, pues éste causa recuerdos en el alma.

Sin pretender sonar a “cliché” en esta época, este es un momento para revisar profundamente si estamos regalando en el día a día de nuestras relaciones una experiencia interpersonal sana, positiva, productiva, que deje grabado en el corazón de nuestros seres amados momentos únicos.

A lo largo del año, en la dinámica normal de la vida de las personas surgen problemas que causan dolor, resentimiento, distancias, frialdad, indiferencia, que marcan nuestra vida con matices de emociones fuertes, las cuales nos hacen tener una visión oscura, a veces gris, un tanto nublada de la vida, por eso creo que en esta época podemos regalarnos el perdón.

El perdón es un don precioso, es un principio de salud emocional, da libertad efectiva, es un requisito para una vivencia espiritual sana, ¿Cuántos somos capaces de perdonar a los demás? ¿Abrimos la posibilidad de reconstruir las relaciones?

Cuando el perdón sale de nuestros labios, lo ideal es que este fraguado en la convicción de dejar atrás el resentimiento.

Al momento de decirle a una persona te perdono, estamos abriendo la posibilidad real de tender un puente que nos acerque nuevamente, que nos permita volver a estar bien con esa persona.
Regalar perdón es un acto de convicción, de profunda madurez afectiva, es decirle a la otra persona aquí estoy, te quiero de vuelta en mi vida.

Cuando a vos te regalen el perdón tienes que reconocer que la otra persona está haciendo un acto de profunda humildad, que te está regalando una hermosa oportunidad de volver a escribir en las páginas de su historia capítulos nuevos orientados al bienestar y el disfrute. Es por ello que cuando te regalen el perdón:

Tienes que tomártelo muy en serio pues no hay don en la tierra capaz de compararse y equipararse al valor precioso del perdón, nada, ningún material tiene la capacidad de ser mejor que esto.

Cuando somos perdonados la otra persona te está diciendo: te quiero en mi vida, te extraño, te amo, por eso te perdono para que nuestra vida vuelva hacer una historia sana.

Por tanto, tienes que tomártelo muy en serio, con un profundo respeto, pues con el perdón de los demás no se juega.

El perdón no se negocia, se acepta, y se le da un valor infinito, porque quiere decir que la otra persona decidió quitar los muros, bajar las defensas, se está permitiendo verte con ojos de amor y de misericordia.

Ahora, si vos decidiste perdonar, significa poner los ojos en el aprendizaje, poner los ojos en la lección aprendida, no en el rencor que nos hace sacar la ropa sucia una y otra vez a ventilar, porque esto solo carga el aire de podredumbre.

Cuando se perdona se confía, se cree, pero no es un salto de fe, es un salto de esperanza, que se sostiene y se mantiene no en la ilusión, si no en la verificación del cambio de la persona que hemos perdonado, no mediante el señalamiento y la crítica, si no mediante el reconocimiento de las acciones positivas que esta persona va generando, sólo así se sostiene el perdón.

El perdón es un regalo maravilloso, construye reciprocidad, si ambos se dedican a darse la oportunidad de ver la vida con nuevos ojos.

¿Estas dispuesto a tomar este regalo en serio?
¿Querés perdonar para volver a creer?
¿Estas conciente que perdonar sana y libera?

Dr. Rafael Ramos.