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CC scottwebb-Pixabay

Como no dejarse afectar por la presión social con respecto a la imagen

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Mucho se ha hablado de los estereotipos de belleza que imponen a las mujeres, las industrias del cine y la moda. De la esclavitud de la talla 36, del 90-60-90, de los vientres planos, los senos perfectos y la ausencia de estrías.

En cierto modo, la sociedad se ha rebelado ante ese despropósito, y a modo de réplica han surgido campañas que visibilizan otras fisonomías.

Rihanna reivindicó la diversidad empleando modelos de distintas tallas y embarazadas en la presentación de su línea de moda el pasado septiembre, y tanto Alicia Keys como Christina Aguilera se han fotografiado sin maquillaje para celebrar sus imperfecciones. Pero ¿qué pasa con los hombres? Al irresistible atractivo clásico de los actores de Hollywood se une ahora el aluvión de películas de superhéroes, que fijan un estándar de cuerpo masculino musculoso, esculpido en gimnasio. Si estás cachas, eres muy hombre, parecen decir; o puesto al revés: si eres hombre, debes ser musculoso.

Es verdad que la presión social con respecto a la imagen es menor en los hombres que en las mujeres. Se acepta una barriga prominente como una “curva de la felicidad” y una cabeza despoblada como símbolo de virilidad.

Pero eso no excluye que determinados hombres puedan sentirse intimidados cuando contemplan esas formas rotundas que se salen de la pantalla. Uno tiende a pensar que el hecho de que dichos personajes existan (encarnados por actores de carne, hueso y músculo) facilita que los demás puedan comparar esos cuerpos con el nuestro.

Se entiende que haya hombres que concluyan que, si esos actores fornidos son atractivos a ojos de la mayoría, también esa mayoría les va a encontrar a ellos menos atractivos, cuando no imperfectos o, peor aún, defectuosos.

Baja autoestima, gran problema

No estamos hablando de imágenes que puedan pasar inadvertidas o que generen un culto minoritario. El bombardeo por parte de la industria cinematográfica de películas basadas en personajes de cómic es tal que cuesta librarse de su influencia.

Su aceptación es masiva. Entre las diez con mayor recaudación de 2018, hubo cinco de superhéroes: Los Vengadores (la más taquillera del año), Black Panther, Aquaman, Venom y Deadpool 2.

Pero la tendencia no se queda en la gran pantalla: los anuncios de perfumes en televisión y determinadas cuentas de Instagram también hacen apología de pectorales hinchados y abdominales marcados.