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Pensamientos que cambian la vida

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El título de esta entrada pareciera una oferta de mercadeo, de pasos para hacerse millonario, para dejar de trabajar y ser feliz, pero no, es tan sólo una reflexión que tiene que ver con la estimulación de nuestro aparato cognitivo, es decir de nuestros pensamientos, del cuál se nutre la fuente de la que brotan nuestras palabras, que son las que expresan el enriquecimiento personal.

Usted sabe que las palabras se generan en nuestra mente, las palabras tienen un significado en nuestra mente, adquieren el color que nuestra mente les da,  a partir de la elaboración de un conjunto de frases, donde vamos a colocar decenas de palabras, es que vamos a proyectarnos en la vida.  Es con esas frases con las que vamos a interpretar la vida. De cara a nuestro crecimiento personal quería preguntarle ¿Cuáles son esas palabras que le caracterizan y hacen que su día tenga determinado matiz?

Entonces, pienso en aquellas personas que empiezan en él el día con frases y palabras como esta:

  • ¡Que madre ya amaneció!
  • ¡Que pereza hay que ir al trabajo!
  • ¡Que obstinado apenas es martes!
  • ¡Que desgracia, ya se terminó el domingo!

Veamos esto con calma, con todo esto, cualquiera podría pensar que si una persona piensa así todo el tiempo, pareciera que el trabajo que tiene es horrible, espantoso, inadecuado. Entonces hagamos un ejercicio psicológico:

Usted habla de su trabajo como lo peor, de hecho inicia el día mal, hablando mal, me encantaría que usted llegara hoy al trabajo y lo despidieran, que no le den chance pero ni de calentar la silla, lo sacaran de ahí de forma abrupta.

Le pregunto,  ¿Usted podría decir que bendición salí de esa porquería de trabajo? O todo lo contrario,  diría que desgracia ahora ¿Cómo voy a hacer? ¿Entraría en angustia?  Sí, entonces por qué reniega tanto, si necesita el trabajo, por qué todos los días empieza renegando por su trabajo.

Pongamos otro ejemplo:

La persona que dice:  “estoy harto de mi pareja,  es complicado, es tan necio y tan difícil”, entonces estas palabras crean un matiz que propicia distancia, tristeza, desde ahí usted deja de tener detalles, ignora a su pareja porque usted dijo que está harto, por tanto dejo de alimentar la fuente del perdón y la cercanía, y trabajó tan mal en su relación que se acabó la cosecha efectiva. Ante esto, su pareja decidió irse, y le dice “se acabó, se terminó, ya no puedo más”. Es interesante, ese día usted dice “perdóname, intentémoslo, vamos a la iglesia, leámonos un libro, yo a vos te amo, te quiero, te adoro, sin vos me muero”, y muchas más habladas a este nivel. Todo esto se dice hasta ese día, en el que su pareja dijo se acabó, estoy muerto no tengo amor para vos.

Ese día si te da la gana decir que en el fondo, por encima de la indiferencia, el maltrato y un largo etc., hay una fuente inagotable de amor. Suave, paremos un momento,  no se supone que usted dijo que estaba harto, si su pareja dice “se acabó” ¿Usted debería celebrar? Pero si no es así, ¿Por qué pasa diciéndole a todo el mundo, y a usted mismo, que ella o él son lo peor? Ahora sí piensa en este momento, le asusta, le duele, ¿Por qué no hace las cosas bien?

Hay palabras que definitivamente no tienen sentido, hay palabras que lo único que crean es una posición tensa, defensiva, complicada, que nos tienen estancados en proceso de frustración.

Ahora usted me dirá, si cambian las palabras cambian los problemas. Eso no lo sé, se me ocurre pensar que tal vez no todo desaparezca, pero el tamaño del problema, la forma del problema, el peso que tiene el problema, quizá tenga una forma más manejable, más llevadera y por tanto más simple de resolver.

Lo otro que se me ocurre pensar y proponerle es, si cambia las palabras que se dice todo el tiempo ¿Tendría tantos problemas? Si se cambian las perspectivas todo puede verse más sencillo.

Le dejo esta tarea:

  • Hoy, inicie su vida con una expresión de gratitud.
  • Termine la jornada con una expresión de orgullo y gratitud por todo lo que le paso en el día.
  • Piense que tiene un trabajo, amigos, familia, salud ¿Qué valor le da esto a su vida?
  • Detenga las palabras negativas, tome conciencia de todas sus quejas y cámbielas por palabras afirmativas.
  • Abrace la vida con esperanza, no vea complicaciones dónde no las hay.
  • Deje de ser su peor enemigo.
  • Tome la vida con paciencia.
  • No corra tanto, evite palabras que le hagan sentir estrés, tensión, pereza.
  • No cometa el error de ver su vida fea, tan solo porque envidia la vida de otros.

¿Qué le parece? Espero sus comentarios.

Dr. Rafael Ramos.