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Hormonas en el polen: por esta razón la primavera es la estación del amor

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Entre el molesto, insufrible polen que satura el aire de primavera, agentes ambientales mucho más atractivos compiten por llamar tu atención. Moléculas como las hormonas, mensajeros del deseo sexual.

La fiebre primaveral no es un trastorno que aparezca en los libros de texto, pero todos sabemos qué es, y los profesionales saben que se engloba dentro de los cambios psicológicos estacionales que vivimos a lo largo del año.

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Es una sensación de alegría y activación en la que notamos cómo nuestro humor se vuelve más optimista, nos apetece más salir a la calle, relacionarnos con otros y sentimos un aumento de su deseo sexual”, explica Sonia García, psicóloga experta en terapia sexual, afectiva y de pareja del Centro de Psicología Paz de Roda. Si la primavera genera interesantes reacciones corporales es en gran parte por culpa del sol.

Sol y vitaminas, leña para el fuego de la libido

Desde el equinoccio, empiezan a aumentar las horas de luz del día y también las que nos pasamos expuestos a ella. El astro rey gana presencia en nuestras vidas, lo que hace que “nuestro cuerpo sintentice mejor la vitamina D y segregue hormonas relacionadas con el bienestar, como la dopamina y la serotonina”, explica García.

Según una investigación realizada por distintas instituciones italianas y publicada en enero de 2018, la vitamina D además de favorecer la absorción del calcio y el fósforo en el intestino podría estar relacionada con el rendimiento sexual masculino. Las conclusiones mostraron que al sintetizar mayor cantidad de vitamina D, el cuerpo de los 114 participantes también segregaba más testosterona y mejoraba su función eréctil.

Estos hallazgos podrían ser la cara b de una investigación anterior, en la que los científicos comprobaron cómo los niveles de la hormona masculina disminuyen con el frío, lo que podría conllevar una disminución de su interés sexual. Y el asunto no es exclusivo de los hombres.

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Distintos estudios han relacionado esta vitamina con el apetito sexual en mujeres. La conclusión: el deseo sexual femenino también parece estar determinado por la luz del sol.

Pero, más allá de las reacciones químicas que se producen en el organismo, puede que haya un factor que desempeñe un papel más importante: nuestras propias creencias sobre la sexualidad y la primavera. “Año tras año se refuerzan y aprueban socialmente con simpatía estas sensaciones”, comenta la psicóloga.

Cuando nos sentimos alegres y valientes, damos una imagen vivaz e independiente, que resulta altamente atractiva al ser humano. A la vez que nuestra autoestima se reafirma esa seguridad nos lleva a relacionarnos, y a atraer a los demás”, continúa la experta. La primavera está, sobre todo, en nuestra mente que, por otra parte, es la locomotora de la libido sexual.

El legado del destape

El psicoterapeuta, sexólogo y miembro de la Sociedad Sexológica de Madrid Raúl Padilla señala con audacia que el destape puede ser otro motivo por el cual podemos sentir más deseo con la llegada de la primavera: “La mayor visibilidad de los caracteres sexuales secundarios por la desaparición de la ropa de abrigo”, dice.

García coincide con esta visión y añade que con la llegada del calor tendemos a “exponer nuestro cuerpo con ropa que potencia la sensualidad, lo que nos facilita desplegar habilidades de seducción que atraigan a posibles parejas”.

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A este respecto la ciencia ha conseguido decodificar las partes del cuerpo más sexis y para sorpresa de muchos los pies, objeto de fetiche y sensualidad, no son un ejemplo. Así es, investigadores de Reino Unido y Sudáfrica analizaron a 800 personas y concluyeron que una de las partes del cuerpo más eróticas tanto para hombres como para mujeres son las piernas.

En concreto, la cara interna de los muslos, más visible a medida que vamos descubriendo el cuerpo para sobrevivir a las altas temperaturas. Estos resultados no se vieron afectados por otros factores como la edad, el nivel socioeconómico, la orientación sexual y la cultura de los participantes.