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La salud intestinal de la madre puede afectar el cerebro del bebé

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Se ha comentado en reiteradas ocasiones que el embarazo es el momento más trascendental para el desarrollo y la salud de un bebé.

Pero lo que no sabíamos es que hubiera enfermedades que pueden aparecer en la vida del pequeño posteriormente, y que también se pueden relacionar con lo que la madre comía y hacía durante su embarazo.

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Seguramente una mezcla de nuestros genes heredados y de nuestra propia epigenética influenciada por los parámetros del contexto medioambiental en el que nos desenvolvemos es lo que nos hace únicos e irrepetibles.

Por añadidura, los crecientes hallazgos indican que más allá de los genes maternos, la herencia intergeneracional se ve enormemente influenciada también por la epigenética materna. En otras palabras, el estilo de vida de mamá durante el embarazo puede ser determinante de la capacidad mental de la descendencia.

Más riesgo de TDAH

Un estudio efectuado por investigadores de entidades españolas ha demostrado que la dieta en el embarazo podría influir en el riesgo de síntomas de trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH) en la infancia a partir de los 7 años.

En la investigación se analizó la proporción de ácidos grasos omega-6 frente a ácidos grasos omega-3 que las madres ingerían durante el embarazo. Si bien ambos ácidos grasos son esenciales para el desarrollo y funcionamiento del cerebro toda la vida, durante el embarazo la adecuada cantidad de estas grasas es particularmente crucial.

En la etapa de la gestación se está fabricando un nuevo cerebro enormemente demandante de los ácidos omega para su creación. Además de incorporarlos a la dieta, los omega 6 y omega 3 deben guardarse en una adecuada proporción (3 a 1 es lo aconsejable). Los omega 6 son particularmente abundantes en aceites vegetales, de semillas y granos así como en cereales y carnes, mientras que los omega 3 son ricos en aceites de pescado y fuentes marinas y lacustres.

El estilo de vida de mamá durante el embarazo puede ser determinante de la capacidad mental de la descendencia.
En el estudio, se analizaron las proporciones de omega-6/omega-3 en muestras de plasma y cordón umbilical de cerca de 600 madres de varias regiones españolas. También se cuantificó la proporción de síntomas de TDAH en la descendencia de estas madres.

Los resultados indicaron que existía una correlación entre la desproporción de omega-6/omega-3 y el mayor riesgo de mostrar síntomas de TDAH a partir de los 7 años de edad en los hijos. De esta manera se asoció el número de síntomas con la mayor desproporción de estas grasas. No obstante, la correlación no existía respecto al diagnóstico de TDAH, indicativo de que otros factores también influyen en este trastorno.

Intestino sano en la madre

Aunque todavía está por confirmar, se sabe que las infecciones intestinales durante los primeros seis meses de embarazo en las madres aumentan el riesgo de disfunciones del cerebro en la descendencia.

De confirmarse, se podrían considerar estrategias para reducir el riesgo de infecciones durante el embarazo a través del control de las bacterias del intestino, simplemente con dietas controladas, prebióticos y probióticos (es decir, alimentos que ayudan a mantener la flora intestinal).