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¡Mujeres al poder! Cuatro mujeres impulsan la energía solar en Honduras

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Aunque Iris Marlene Espinal, Carmen Lourdes Zambrano Cruz, Ingrid Miranda Martínez y Alnora Casy no saben ni leer ni escribir, saben que en sus manos está el futuro del planeta, por lo que están ayudando a diversas comunidades con la energía sostenible.

Las cuatro mujeres, de los rincones más remotos de Honduras, están liderando los esfuerzos para instalar, mantener y reparar equipos de energía solar. Ya se han instalado más de 200 paneles y cada uno genera 85 vatios de potencia para uso doméstico y otros fines.

“Ahora, además de alumbrarnos, tenemos radio y televisor”, dice Juanita Zambrano, de 69 años, proveniente de Los Hornos. “También podemos cargar celulares y focos. Podemos oír las noticias, leer la Biblia, conversar… y tenemos menos riesgo de incendios.”

Las mujeres aprendieron sus habilidades en el programa de energía solar en The Barefoot College, o la Universidad Pies de los Descalzos en Tilonia, India. La institución es pionera en el campo de enseñanza de programas tecnológicos complejos para personas analfabetas.

El programa de estudio de seis meses para las ‘ingenieras solares” fue posible gracias a el Gobierno de la India, el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) que promueve el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

A la fecha, el PPD ha invertido US$ $1 millón, recaudando más de $ 1.5 millones en cofinanciamiento, y ha apoyado 28 proyectos de ingenieras solares en 18 países. Como resultado, 71 mujeres han sido empoderadas y han brindado energía solar a más de 3.778 hogares y sobre 22.739 personas en 52 aldeas.

Mujeres y niñas se han beneficiado del programa, ya que ahora son capaces de dedicar más tiempo a actividades de capacitación y generación de ingresos.

En Honduras, las cuatro mujeres instalaron los paneles junto a otros miembros de sus comunidades, y les enseñaron cómo hacerlo. Juntos aseguran que sus hijos, y los hijos de sus vecinos, tengan más oportunidades para aprender a leer y a escribir.

“Sin luz los niños no pueden estudiar incluso de día dentro de la casa”, dice Juanita. “Ahora nos acostamos a las nueve y los niños pueden estudiar en la noche.”