Si lo que queremos es ganar músculo, lo mejor es entrenar a primera hora del día o a última de la tarde. Para perder grasa, la ciencia recomienda hacerlo por la tarde, que es cuando nuestro metabolismo empieza a disminuir y el ejercicio lo vuelve a activar, consiguiendo que se consuman calorías incluso después de haber terminado. También se rinde mejor por las tardes si lo que nos gusta es hacer entrenamientos cortos, pero de intensidad alta. Pero, ¿cuándo debemos entrenar si lo que queremos es ver un cambio en los números de la báscula?
La respuesta a esta pregunta la tiene un nuevo estudio, realizado por expertos de la Universidad de Carolina del Norte y de la Universidad de Kansas (ambas en EE UU) y que fue publicado en julio en The International Journal of Obesity, en el cual se buscaba comprobar si existía algún tipo relación entre la hora a la que nos ejercitamos y la cantidad de kilos que perdemos. La clave está en la cronobiología —o, lo que es lo mismo, nuestros ritmos— y cómo reacciona el cuerpo al hacer algo a una hora u otra.
Igual que no es lo mismo ejercitarse por la mañana o por la tarde si lo que queremos es muscularnos ni comer a una hora u otra para mantener el peso, tampoco lo es entrenar antes o después de las tres de la tarde si lo que buscamos es perder kilos. Para comprobarlo, Erik Willis, analista de datos del Centro para la Promoción de la Salud y la Prevención de Enfermedades de la Universidad de Carolina del Norte y líder de la investigación, tiró de la información recopilada en un estudio que había realizado en 2015 en el que habían pedido a 100 personas con sobrepeso que entrenasen cinco veces al día hasta haber perdido 600 calorías por cada entrenamiento.
Pasados 10 meses, todos los participantes habían conseguido perder peso. Sin embargo, algunos habían perdido mucho más que otros y los expertos no fueron capaces de encontrar grandes diferencias en los estilos de vida entre los que más habían bajado de peso y los que menos. Ahora, tras revisar de nuevo los datos, Willis y su equipo se han dado cuenta de un factor que parece determinante: el tiempo. Los participantes en aquella investigación podían acudir a entrenar a cualquier hora entre las 07:00 y las 19:00. Resulta que las personas que iban antes de las 15:00 fueron quienes consiguieron bajar los números de la báscula.
Los expertos, que básicamente monitorizaron la vida entera de los participantes durante esos 10 meses, también se dieron cuenta de que el solo hecho de hacer ejercicio antes de las tres de la tarde cambiaba pequeñas cosas de la rutina de las mujeres y hombres que formaron parte del estudio: tendían a estar más activos físicamente durante el resto del día y también comían unas 100 calorías menos que aquellos que entrenaban por la tarde. Por todo esto, Willis y sus colegas creen que la hora del día a la que hacemos ejercicio puede influir en la cantidad de kilos que perdemos. Sin embargo, hacen falta más estudios para cerciorarnos.
En: ElPais.
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