El mes de diciembre se caracteriza por ser una época muy especial para muchas personas en el mundo. En Colombia, hay una costumbre que se inicia a partir de cada 16 de diciembre hasta el 24 de diciembre. Esta es la famosa Novena Navideña o Novena de Aguinaldos. Son nueve días en los que se reza para preparar la llegada de Jesús, el hijo de Dios. Los creyentes católicos suelen hacer un pesebre y hacer una decoración especial para rezarla.
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Esta novena tiene establecida cuáles son las plegarias y los diferentes rezos que se deben entonar cada día. Las personas solo deben seguir el siguiente orden:
- Oración para todos los días
- Oración del día.
- Oración a la Virgen María
- Oración a San José
- Oración al Niño Jesús
- Gozos
Recuerda que, al finalizar la novena, puedes entonar varios villancicos y aprovechar para agradecer a Dios y a los diferentes santos por los motivos que desees. Por ejemplo, puedes elevar una oración de agradecimiento para despedir el 2024.
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Oración de agradecimiento para despedir el año 2024; puedes rezarla en la Novena Navideña
El portal web Píldoras de Fe señala hacer la siguiente oración especial para agradecer a Dios por el año que finaliza y por el que llega:
“Gracias, Señor, por haber llegado al final de este año creyendo, confiando y amándote. Fueron muchas veces las que animaste mi fe, las que corriste a mi encuentro. Siempre sentí el calor de tu mano, aún en plena oscuridad. Gracias, también, por esa fe que he conservado. Gracias por las ayudas, la compañía y la alegría que me han brindado las personas. Gracias por tantos ojos que me miraron, eso quiere decir que estuve presente. Gracias por las tantas manos que se adelantaron a estrechar las mías, eso quiere decir que pude dar consuelo a los demás. Gracias por los tantos labios que me ofrecieron palabras y sonrisas, palabras que me animaron, eso quiere decir que tuve el don de la escucha. Gracias por tantos oídos que me escucharon con atención, eso quiere decir que mis palabras también llevaron consuelo y fuerzas a los demás. Gracias, señor, por todo lo que he recibido, porque no fueron méritos míos, sino dones tuyos que me regalaste con tu misericordia. Gracias, señor, por todas las fuerzas que me diste para impulsarme a dar lo mejor de mí, y ofrecer a los demás esa misma fuerza y consuelo (…) Gracias, señor, por nunca haberme dejado allí, por darme las fuerzas para levantarme, para entregarme con más fuerza y ser testimonio de tu poder y amor. Amén”.
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