En una industria que insiste en rutinas de belleza cada vez más complejas, Salma Hayek ha decidido hacer todo lo contrario. Con 58 años y una piel que sigue siendo admirada dentro y fuera de la pantalla, la actriz mexicana compartió un truco que ha desconcertado a muchos: omitir por completo el lavado facial matutino.
La confesión surgió durante su participación en la exitosa serie de Vogue, Beauty Secrets, donde celebridades revelan sus hábitos de cuidado personal. Salma explicó que esta peculiar elección viene directamente de un consejo de su abuela. Aunque a primera vista pueda parecer contradictorio con los principios del skincare moderno, asegura que este hábito ha sido esencial para conservar su luminosidad natural. “Te deshaces de todos los aceites buenos que tu piel trató de aprovechar toda la noche”, dijo, convencida de su método.
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La lógica detrás de esta práctica tiene respaldo científico. Durante las horas de sueño, la piel entra en un proceso de regeneración y produce lípidos esenciales que actúan como barrera protectora. Lavarse la cara en la mañana podría interrumpir ese proceso natural, retirando componentes que mantienen la piel equilibrada y saludable.
Este punto también ha sido respaldado por la farmacéutica francesa Natacha Bonjout, quien ha explicado que el sebo nocturno tiene funciones beneficiosas para la piel. Según Bonjout, eliminarlo innecesariamente puede dejar el cutis vulnerable a agresiones externas, especialmente en pieles secas o maduras.
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Eso sí, Hayek deja claro que hay un momento del día en el que la limpieza facial es innegociable: antes de acostarse. Para ella, este paso es crucial. Después de largas jornadas de rodaje, maquillaje y exposición a la contaminación, la actriz realiza una rutina nocturna meticulosa basada en la doble limpieza. Consiste en un primer paso con aceite o bálsamo desmaquillante y luego un limpiador suave a base de agua, técnica que permite eliminar completamente las impurezas acumuladas.
La actriz recomienda suavizar ese hábito. Unas cuantas rociadas de agua de rosas —uno de sus productos favoritos— pueden ser suficientes para refrescar el rostro sin eliminar la barrera lipídica. Este agua floral, además de tonificar, equilibra el pH y calma la piel, siendo una opción ideal para quienes buscan una alternativa más respetuosa con su dermis.
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Claro que este método no es aplicable a todos. Aquellos con piel grasa, propensa al acné o que viven en climas cálidos y húmedos podrían beneficiarse de una limpieza más ligera al empezar el día. En esos casos, un gel de limpieza suave o simplemente enjuagar con agua puede ser suficiente para mantener el rostro limpio sin alterar su equilibrio natural.
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