Medellín y el Valle de Aburrá se visten de gala entre enero y febrero, y nuevamente entre junio y julio, con un espectáculo natural: la floración de los guayacanes, unos hermosos árboles de flores de un intenso amarillo y rosado que tiñen el paisaje urbano y regalan un espectáculo visual que invita a la contemplación y a la celebración de la vida.
Uno de los lugares donde se puede apreciar este fenómeno con mayor intensidad es cerca al Estadio Atanasio Girardot y de la estación del Metro, donde los guayacanes fueron los primeros en florecer, como si estuvieran dando la bienvenida a un nuevo año.
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Lo más sorprendente de los guayacanes es la corta duración de su floración. En su máximo esplendor, las flores duran entre 10 y 15 días. Después de este tiempo, las flores comienzan a caer, creando una alfombra de color en el suelo y los árboles vuelven a su estado habitual.
La floración de los guayacanes no es solo un espectáculo visual, sino también un símbolo de la riqueza natural de nuestro entorno. Estos árboles, además de embellecer la ciudad, cumplen importantes funciones ecológicas, como la producción de oxígeno, la captura de carbono y la provisión de hábitat para diversas especies de animales.
Que esta sea la oportunidad para reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestro entorno, además de transmitir este legado a las futuras generaciones, fomentando el respeto por el medio ambiente y la conciencia de la importancia de preservar los recursos naturales.
¡No te pierdas esta oportunidad de conectar con la naturaleza y maravillarte con la belleza de los guayacanes!
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Por: David Montoya, locutor Bésame Medellín
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