Hay un municipio ubicado en Caldas que comparte con París dos cosas esenciales: su belleza y su apodo. Se trata de Salamina, conocido también como la ‘ciudad de la luz’ entre sus pobladores.
Fue fundado en 1825, así que en su arquitectura se refleja esa historia.
Por tal razón, en 1992 fue declarado como Monumento Nacional, hoy Bien de Interés Cultural (BIC). Además, hace parte de la lista de apenas 18 municipios que conforman la Red de Pueblos Patrimonio.
Según información del Gobierno de Caldas, la historia del nombre se remonta a finales del siglo XIX. El 27 de enero de 1856 llegó a Salamina el sacerdote Manuel Canuto Restrepo, quien sembró las semillas del progreso, a quien se le recuerda como “un hombre inteligente, de vasta erudición, eminente orador sagrado y uno de los más notables prelados colombianos”.
A él le siguieron más curas, se inició la construcción del templo mayor y con él una nueva época de progreso moral y material en la historia de la parroquia.
En 1877 asumió el presbítero Baltazar Vélez, quien según recoge la Gobernación, impulsó en el lugar el cultivo de las bellas letras que luego le dieron a Salamina el calificativo de “Ciudad Luz”.
Si planeas ir en avión, los aeropuertos más cercanos son el de La Nubia, en Manizales, el José María Córdova, en Rionegro, y el Olaya Herrera, en Medellín. Por el contrario, si vas en carro, el trayecto desde Manizales dura alrededor de dos horas y desde Medellín aproximadamente 4 horas y media.
Y si aún no sabes en qué fechas viajar, quizás lo ideal sería en diciembre. Más exactamente entre el 7 y 8 de diciembre, que es cuando se celebra la Noche del fuego.
Esta ya tradicional fiesta está llena de espectáculos musicales, de luces y fuegos pirotécnicos que iluminan el cielo del municipio.
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