Cirugía estética / Créditos: Getty Images

Este es el trastorno detrás de la adicción a las cirugías plásticas

Además del síndrome, te contamos cuáles famosos terminaron mal por abusar del bisturí.

Daniela González

En un mundo donde la perfección física se ha convertido en un estándar impuesto por redes sociales, filtros y celebridades, cada vez más personas caen en la obsesión por “arreglar” su cuerpo.

Pero, ¿qué ocurre cuando esa necesidad va más allá de un simple cambio estético? Aquí entra en juego el Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), una condición psicológica grave que puede llevar a una verdadera adicción a las cirugías plásticas.

¿Qué es el Trastorno Dismórfico Corporal?

El TDC es un trastorno mental reconocido por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), en el que una persona se obsesiona con defectos físicos que son inexistentes o apenas perceptibles. Estas ideas pueden volverse tan intensas que afectan la vida social, laboral y emocional del paciente.

Te puede interesar: Así se veía Ornella Sierra, ‘la Barbie Costeña’, antes de las cirugías: ¿irreconocible?

Según un estudio publicado en la revista CNS Spectrums, realizado por Phillips et al. (2006), hasta el 15% de los pacientes que se someten a procedimientos estéticos presentan síntomas de TDC, sin embargo, muchos no son diagnosticados ni tratados adecuadamente, y en lugar de buscar ayuda psicológica, recurren al quirófano una y otra vez.

Adicción al bisturí: cuando la cirugía se convierte en dependencia

Aunque la adicción a las cirugías plásticas no está reconocida oficialmente como una adicción en el sentido clínico, el comportamiento que implica una búsqueda compulsiva de procedimientos estéticos se asemeja bastante a otras adicciones.

Mira también: “Todas las cirugías”: Shaira reveló los procedimientos estéticos que se ha realizado

Quienes la padecen sienten una necesidad constante de corregir partes de su cuerpo, a pesar de los riesgos, del dolor y de las consecuencias. La revista Aesthetic Surgery Journal publicó un artículo (Crerand et al., 2006) en el que advierte que los pacientes con TDC rara vez están satisfechos con los resultados quirúrgicos, y tienden a buscar nuevas intervenciones como una forma de lidiar con su ansiedad o inseguridad. El problema no es físico: es mental.

Famosos que se han operado en exceso y no terminó bien

La presión por mantener una imagen perfecta no solo afecta a personas comunes. Numerosas celebridades han sido noticia por sus transformaciones extremas, muchas veces impulsadas por estándares inalcanzables de belleza:

 

  • Michael Jackson, una de las figuras más icónicas del pop, se sometió a múltiples procedimientos en nariz, mentón y pómulos. Su transformación fue tan radical como controvertida, y algunos expertos creen que podría haber padecido TDC.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Michael Jackson (@michaeljackson)

 

  •  Donatella Versace, reconocida diseñadora, ha cambiado su rostro con el paso de los años, siendo blanco frecuente de comentarios sobre sus intervenciones.

 

  • Hang Mioku, modelo coreana, fue rechazada por varios médicos al intentar operarse nuevamente. En su desesperación, se inyectó aceite de cocina en su cara, causando daños severos y permanentes.

 

  • Pete Burns, vocalista de Dead or Alive, admitió haberse sometido a más de 300 procedimientos estéticos. Años después confesó: “la cirugía plástica arruinó mi vida”.

 

Estos casos no son simples “excesos de vanidad”. Muchos expertos los vinculan con trastornos como el TDC, influenciados por la presión mediática y la falta de intervención psicológica.

Cuando la belleza se vuelve peligrosa lo más alarmante de esta problemática es que muchas veces se esconde bajo el discurso de “autoamor” o “libertad estética”. Aunque no todas las personas que se realizan cirugías estéticas padecen TDC, es fundamental hacerse una pregunta clave: ¿me opero para sentirme mejor conmigo misma o para encajar en lo que otros esperan de mí?

El National Institute of Mental Health (NIMH) ha señalado que los tratamientos más efectivos para el TDC son la terapia cognitivo-conductual (TCC) y, en algunos casos, la medicación. Pero lamentablemente, muchos pacientes terminan en la camilla de cirugía antes que en una consulta psicológica.

¿Qué hacer si crees que podrías estar enfrentando este trastorno?

  • Busca ayuda profesional. La psicoterapia, especialmente la TCC, puede ayudarte a identificar y trabajar las causas profundas de tu inseguridad.
  • Evita idealizar las imágenes de redes sociales. Recuerda que lo que ves está filtrado, editado o directamente diseñado para vender una ilusión.
  • Cuida tu salud emocional tanto como tu apariencia. Ningún cambio externo valdrá más que tu bienestar interno

Por Sara Flórez

CONTENIDO PATROCINADO