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La letra fue compuesta por Gianluca Grignani, un joven cantautor italiano que en aquel entonces apenas daba sus primeros pasos en la música. Sin embargo, lo que muchos no saben es que detrás de esas palabras que hablan de despedida, de orgullo y de fragilidad, existe una historia real que marcó para siempre al intérprete y dio origen a uno de los temas más dolorosos y memorables de la balada romántica.
Gianluca, en plena juventud, conoció a una mujer mucho mayor que él. Una diferencia de edades considerable que, en aquellos tiempos, despertaba comentarios, prejuicios y críticas. Aun así, la atracción fue inevitable. Ella representaba experiencia, madurez, seguridad y a la vez un mundo desconocido para un muchacho que apenas comenzaba a vivir. Para él, esa mujer no era simplemente una pareja, era un universo.
El vínculo se fue haciendo cada vez más fuerte, hasta que se convirtió en una relación seria, apasionada, pero también llena de dudas. Él, joven e impulsivo; ella, con una vida hecha y con la claridad de lo que significaba involucrarse en un amor que quizás no tenía futuro.
Un día, sin grandes explicaciones, ella tomó la decisión de terminar la relación. No fue una conversación larga, ni hubo posibilidad de discutirlo: simplemente le dijo que no quería seguir adelante. Gianluca quedó desconcertado, golpeado, sin palabras. Para él no era solo una ruptura, era la sensación de haber perdido un pilar, un refugio.
Esa noche, presa de la desesperación y con un dolor que lo sobrepasaba, Gianluca hizo lo que los artistas hacen cuando no encuentran otra salida: escribió. Entre lágrimas y silencios, fue dando forma a una canción que no era simplemente una composición musical, sino un desahogo, un intento de atrapar con palabras todo lo que sentía. Así nació ‘Mi historia entre tus dedos’.
No la entregó de inmediato. Pasaron semanas de silencio, de ausencia, de incertidumbre. El joven cantautor guardaba la canción con la idea de dedicársela cuando volviera a tener contacto con ella, cuando pudiera reencontrarse, cuando existiera la oportunidad de explicarle lo que llevaba por dentro.
Pero el destino tenía preparado un giro aún más cruel. Gianluca se enteró, semanas después, de que aquella mujer mayor, la que había sido su gran amor, había tomado una decisión fatal: se había quitado la vida.
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La noticia fue un mazazo. El dolor se multiplicó. La canción, que ya había nacido del desgarro de una ruptura, adquirió un peso infinitamente más grande. No era solo la historia de un amor perdido, sino también la última conexión con alguien que ya no estaba en este mundo. Por eso, cada vez que Gianluca la interpretaba, lo hacía con un dolor que traspasaba fronteras, con una intensidad que hacía imposible no sentirlo.
Por: Sara Flórez