Cada espacio tiene su propia energía, su propio ritmo y, claro, también su propia planta ideal. En Inexpertas hablamos con Mónica, biofílica y dueña de Caira, Florar Orquídeas en Bogotá, quién nos contó qué plantas son perfectas para acompañarnos en la vida diaria, según el lugar en el que estemos.
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La lengua de suegra es, sin duda, la planta más recomendada para principiantes y para el hogar. Es resistente, fácil de cuidar y casi indestructible. No necesita demasiada agua y puede sobrevivir en condiciones de poca luz, lo que la convierte en una aliada perfecta para quienes no tienen mucho tiempo o experiencia. Además, ayuda a purificar el aire y a mantener la energía del hogar más fresca.
En la oficina lo ideal es tener una suculenta. Estas pequeñas plantas no solo son decorativas y modernas, sino que requieren muy pocos cuidados: basta con ubicarlas cerca de una ventana y regarlas de vez en cuando. Son perfectas para ambientes de trabajo porque transmiten calma, frescura y un toque natural en medio de las pantallas, el ruido y las agendas apretadas. Además, su tamaño compacto las hace fáciles de poner en cualquier escritorio sin ocupar mucho espacio.
La orquídea es la planta ideal para el dormitorio. Más allá de su belleza y elegancia, tiene un beneficio que pocos conocen: genera oxigenación en las noches, ayudando a que el ambiente sea más puro y fresco mientras dormimos. Su presencia da un aire de tranquilidad y sofisticación, perfecto para un espacio donde buscamos descanso y bienestar. Eso sí, requiere un poco más de cuidado que las anteriores, pero la recompensa es enorme: flores hermosas y un ambiente más sano.
Mónica lo resume así: “Las plantas no son solo decoración, son vida. Cada espacio merece una planta que lo complemente y que, al mismo tiempo, nos conecte con la naturaleza”.
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Así que ya sabes: lengua de suegra para tu casa, suculentas para la oficina y orquídeas para la habitación. Tres opciones que no solo embellecen, sino que también transforman el aire y la energía de los lugares donde pasamos la mayor parte del tiempo.
Por: Sara Flórez
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