Religión •
San Miguel Arcángel es una de las figuras más invocadas dentro del cristianismo, pues se le reconoce como un poderoso protector contra el mal. La tradición lo señala como enemigo de Satanás, líder de los ejércitos celestiales y defensor de la fe, pero también se le considera el “ángel de la muerte”, ya que tiene la facultad de ofrecer a las almas la oportunidad de redimirse antes de morir.
En las representaciones artísticas suele aparecer con una espada y una balanza, símbolos de su lucha constante contra el mal y de la justicia divina que representa. Además, es conocido como el patrono de los soldados y protector en los momentos de dificultad.
Por eso, muchos creyentes acuden a él en busca de fortaleza, justicia y paz espiritual, elevando plegarias a su nombre y confiando en que la voluntad de Dios actuará a su favor.
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Si quieres pedir su protección, puedes rezar la siguiente oración, que fue compuesta por el Papa León XIII y que millones de fieles en el mundo siguen repitiendo con fe:
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Decirla cada día, según la tradición católica, es una manera de mantenerse protegido, fortalecer la fe y encontrar paz en medio de las dificultades.
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