Orar es uno de los actos más comunes que se practica en las creencias religiosas, buscando una conexión espiritual con las deidades. Además, es una de las formas más usuales de pedir a los seres supremos por mejores situaciones, condiciones de salud, integridad, protección, entre otras cosas.
Estar desempleado es una de las situaciones más complejas de la vida, por las que todas las personas pasan, al menos una vez en la vida. Esto puede ocurrir en diferentes momentos, y se puede dar por razones como recorte de personal, finalización de contrato, buscar nuevos retos, etc.
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El mundo católico cuenta con un amplio listado de santos y ángeles, a quienes se les reza por cuestiones específicas. Protección, maternidad, espiritualidad, prosperidad, entre otros son los temas que cobijan los diferentes personajes que hay en el santoral católico.
Como lo indica el portal web ‘Global Catholic Network’, José, el padre adoptivo de Jesús, incursionó en su vida como carpintero para sostener a su familia. Gracias al fruto de su trabajo y esfuerzo, en la historia bíblica quedó inscrito y se le conoce como San José Obrero. Él es el patrono de los trabajadores, y cuando se celebra el Día Internacional del Trabajo, se suele recordarlo.
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“Oh Glorioso San José, modelo de todos los que se dedican al trabajo, alcánzame la gracia de trabajar con espíritu de penitencia por la expiación de mis muchos pecados; trabajar concienzudamente, poniendo el llamado del deber por encima de mis inclinaciones naturales; trabajar con agradecimiento y alegría, considerando un honor el emplear y desarrollar con el trabajo los dones recibidos de Dios; trabajar con orden, paz, moderación y paciencia, sin rehuir el cansancio y las pruebas; trabajar sobre todo con pureza de intención y desprendimiento de mí mismo, y mantener incesantemente ante mis ojos la muerte y la cuenta que debo dar del tiempo perdido, los talentos inutilizados, el bien omitido y la vana complacencia en el éxito, tan fatal para la obra de Dios.
Todo por Jesús, todo por María, todo a tu ejemplo, San José. Tal será mi palabra de alerta en la vida y en la muerte.
Amén”.
Por: Jimmy Riaño
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