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Oración poderosa para hacer el Jueves Santo en la noche: así debes rezarla

Eleva una plegaria especial para conmemorar este importante día, que da inicio al Triduo Pascual. ¡Hazla con fe!

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El Jueves Santo da inicio al Triduo Pascual. Este es el periodo de tres días (Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo) de la Semana Santa en el que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús, el hijo de Dios.

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Para quienes son cristianos, este día es muy importante. Hay quienes disponen de este día para asistir a procesiones, misas y todo tipo de eventos religiosos que conmemoren el Jueves Santo.

“En este día nuestra Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena, pero a la vez con las Palabras mismas de Jesucristo Hagan esto en conmemoración mía, festejamos a todos los valientes que dijeron sí, un sí de corazón como el de María a vivir una vida consagrada a Jesús y con el gesto del lavatorio de pies también festejamos a todos aquellos que dedican su vida a servir de manera humilde y extraordinaria a los demás cumpliendo el último mandamiento de Cristo”, explica el portal web Catholic.net.

Oración poderosa para hacer el Jueves Santo en la noche: así debes rezarla

El portal web de la Catedral de Sigüenza, reconocido templo ubicado en España, revela una oración poderosa para hacer la noche del Jueves Santo. Es importante que esta plegaria la hagas con mucha devoción.

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La recomendación es que te ubiques en un espacio en silencio en el que puedas rezar sin desconcentrarte. Además de elevar esta oración, puedes rezar con tus propias palabras y puedes finalizar con una canción para adorar a Jesús.

La oración es la siguiente:

“Señor de Getsemaní y del Calvario, tu Nombre y tu Rostro ansío y adoro.

Permíteme estar junto a Ti y aprender de Ti la ciencia de la Sabiduría verdadera,

y el único amor de los amores verdadero.

Perdona mi debilidad y mi pereza. Robustéceme y visítame con tu gracia.

Hazme de corazón prisionero y deudo de tu Santa Agonía.

Ayúdame a beber el cáliz de mi limitación,

el cáliz de que las cosas, las personas y yo mismo somos como somos

y no como nos gustaría y deberíamos ser.

 

Enséñame, Señor de Getsemaní y del Calvario, a buscar la voluntad del Padre.

Hazme fiel y entregado a la misión que tu Providencia y tu Iglesia me han confiado.

Que no escatime ni tiempo, ni entrega, ni amor, ni perdón, ni misericordia.

Que halle la sabiduría precisa para hacer bien las cosas

y que entonces sepa descubrir de Quien es el mérito y la obra.

 

Muéstrame tu rostro ensangrentado y glorioso

y haz que sepa reconocerlo y servirlo en los que sufren y lloran,

en los pobres, en los enfermos, en los ancianos, en los necesitados.

Señor de Getsemaní y del Calvario, tu Nombre y Tu Rostro necesito y reclamo.

 

Jesús, mírame tú también a mí y muéstrame la dulzura de tu Faz.

Mira a mis gentes, a mis afanes y servicios.

Que ya sabes, Señor de Getsemaní y del Calvario, lo que te pido.

Mira a nuestro mundo, vano y tan autosatisfecho.

¿Tan difícil es ser cristiano?

¿O tan difícil lo hacemos los cristianos?

¿Cuándo va a transformarnos de verdad tu Pasión y tu Pascua?

 

 

Mira a tu Iglesia: a sus pastores, a sus consagrados y a sus fieles.

Hazla cada día más digna de Ti

y más creíble en medio de un mundo alocadamente descreído y pagano.

 

Señor de Getsemaní y del Calvario, tu Nombre y Tu Rostro busco e imploro.

Tu oración de sudor, de angustia y de sangre,

la traición de Judas, el sueño descuidado e irresponsable de los Apóstoles,

la negación de Pedro, la farsa del Juicio Religioso de aquella noche,

la cobardía de Pilatos, la frivolidad de Herodes,

el clamor insensato y homicida del pueblo, la sentencia capital y letal,

la flagelación y la coronación de espinas, el Vía Crucis del mayor dolor,

la crucifixión y la muerte. ¡Tú Muerte, oh Dios de la vida!,

tu Descendimiento y Sepultura, tu Madre Dolorosa y Afligida

-nuestra Madre de la Soledad y de la Esperanza-,

no son solo memoria viva de la historia,

testimonios irrefutables del Amor más grande.

Son presencia y realidad mía y nuestra, de ayer, de hoy y mañana.

Sigue siendo Viernes Santo en nuestro mundo.

El lagar del aceite sigue manando sudor y sangre.

 

Enséñanos, Señor de Getsemaní y del Calvario, el secreto de tu Pasión

y haz que complementemos en nosotros lo que a ella le falta.

El alba del tercer día despunta también en nuestros horizontes.

Pero solo lo hará desde el servicio, la cruz y el amor extremos,

como Tú, Señor de Getsemaní y del Calvario.

De tu Sangre derramada, brotará el más bello arco iris

como signo de la misericordia divina.

 

Mírame, míranos, Señor de Getsemaní y del Calvario.

Infunde y refleja la Luz de tu Rostro tan amado y tan anhelado,

a través de la luna, de la primera luna llena de la primavera. Amén”.

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