
A lo largo de los años, ciertas oraciones se han hecho populares por su capacidad de acompañar procesos de despedida y transformación. Entre ellas destaca una que, según quienes la practican, ayuda a liberar tensiones, sanar recuerdos y preparar el espíritu para recibir nuevas oportunidades. En esta época de cambios y nuevos comienzos, se ha vuelto una de las más efectivas para quienes desean cerrar el año con intención y energía limpia.
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Esta oración, considerada especialmente significativa, fue creada por Teresita María Feyuk y difundida a través del portal del Centro de Psicología y Familia. Su intención principal es brindar una guía emocional y espiritual a quienes sienten la necesidad de dejar atrás cargas internas, recuerdos difíciles o situaciones que ya no contribuyen a su equilibrio personal.
El texto se ha convertido en una herramienta valiosa para quienes buscan cerrar etapas y tomar distancia de aquello que les resta paz. A través de sus palabras, invita a la reflexión, a la liberación y a la apertura de un nuevo ciclo más consciente, sereno y alineado con el bienestar individual.
Señor, hoy deseo entregarte todo aquello que impide dar el siguiente paso en mi vida.
Tengo los pies atados, cadenas pesadas de culpas, errores cometidos, decepciones y amores imposibles y frustrados que lastimaron mi alma.
Quiero, con la mirada puesta en Ti, dar pasos seguros hacia la esperanza, la alegría y el bienestar. Tú me quieres feliz, pleno y lleno de paz.
Por eso hoy te consagro el pasado guardándolo en tu Corazón misericordioso; mi presente lo dejo en tus manos y mi futuro a la Providencia de tus cuidados.
Hoy cierro ciclos, pero abro puertas de esperanza y alegría
aferrándome a tu poderosa mano y a la celestial compañía de mi Madre Santísima.
A partir de hoy serán nuevas todas las cosas porque todo te lo confío. Amén
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