En la historia católica, se relata y se considera como como el sacrificio más grande que no se ha vuelto a repetir. Pues como estuvo escrito, esta ofrenda sirvió para el perdón de los pecados cometidos por la humanidad. En el Nuevo Testamento, luego de su muerte, Jesús descendió a los infiernos, y en el tercer día resuscitó.
Cada viernes de la Semana Mayor se recuerda el viacrucis, aquel relato que evoca el camino lleno de dolor y suplicio que vivió el hijo de Dios. Como lo explica la religión católica, este recorrido está compuesto por 14 estaciones o momentos clave, de los cuales se reza en cada uno.
Una de las particularidades que trae la Semana Santa es la no realización de misas o eucaristías, lo cual solo sucede en el Viernes Santo. Según la Agencia Católica de Noticias (ACI), “en este día en este día no celebra la Eucaristía”, ya que debido a la muerte de Jesús se considera un duelo comunitario.
En señal de respeto simbólico, se realizan otras actividades para conmemorar este importante suceso de la tradición católica. En lugar de celebrar misas, se practica la “Liturgia del Viernes Santo”, una ceremonia que está estructurada en tres momentos clave: “la liturgia de la Palabra, la adoración de la Cruz y la sagrada Comunión”, según expresa la Conferencia Episcopal Española.
Es una actividad que se caracteriza por el silencio absoluto y luto que representa el fallecimiento de Jesucristo. Se simboliza como una muestra del sufrimiento que vivió el hijo de Dios en su paso por la Tierra, durante los últimos instantes de su muerte.
En esta reconocida fecha, los creyentes católicos tienen algunas ‘prohibiciones’, en las cuales no pueden hacer actos de la vida cotidiana. Esto como una señal de respeto y duelo por la conmemoración de la partida de Jesucristo. Algunos de los actos prohibidos son:
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