La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una de las expresiones más profundas del amor divino dentro de la fe cristiana. Desde hace siglos, su imagen encendida simboliza compasión, entrega y la promesa de consuelo para quienes confían en él.
Sin embargo, detrás de esta devoción hay un mensaje espiritual que marcó la historia y transformó la vida de millones de creyentes. En el siglo XVII, Santa Margarita María de Alacoque experimentó una serie de revelaciones que darían origen a las conocidas promesas del Sagrado Corazón. A través de ellas, Jesús expresó su deseo de acercarse al corazón humano con misericordia.
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Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús fueron reveladas a Santa Margarita María de Alacoque, una monja francesa de la Orden de la Visitación, entre 1673 y 1675. En sus visiones, Jesús le mostró su corazón rodeado de llamas y coronado de espinas, como símbolo de su amor herido por la indiferencia humana.
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Además, sirven para cultivar una relación más profunda con Dios, basada en el amor, la reparación y la gratitud. Muchos creyentes las toman como un camino de renovación interior, convencidos de que al honrar el Corazón de Jesús, también se abren las puertas a la misericordia.
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