La depresión posparto es una enfermedad que afecta a millones de mujeres, principalmente en su primer embarazo. Dentro de los síntomas que puede presentar este trastorno emocional está, según el psicólogo Eduardo Mendieta, un bajo interés por estar y cuidar a un bebé. Pero según el experto, esto no ocurre porque la madre del bebé no quiera hacerlo, sino porque no se siente capacitada para hacerlo.
La depresión posparto tiene cuatro niveles o fases, principalmente durante el periodo gestacional. Son momentos claves en los que se puede intensificar los síntomas en la etapa del embarazo.
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En primer lugar, está la depresión antenatal o gestacional. Esta fase puede ser muy compleja ya que presenta síntomas comunes de un embarazo ordinario. Dentro de estos se puede encontrar la pérdida de sueño, pérdida de apetito, falta de motivación.
Para la segunda fase de la depresión posparto, se puede hallar la ‘tristeza posparto’ o Baby Blues. Dicho sentimiento se presenta posiblemente porque hay cambios físicos y también en la rutina diaria. También puede darse porque la atención se pondría en el bebé y no en la madre. Otro síntoma puede ser el desorden en el sueño y, según los expertos, esto podría durar entre 2 semanas a 1 mes.
Explica el psicólogo que después viene una fase de recuperación del control, que es un proceso en el que la madre ya ha pasado por el miedo y por la lucha de control. Ahora llega una búsqueda del bienestar y adaptación al nuevo rol.
Vale la pena mencionar que la depresión posparto también afecta al entorno de la madre, es decir, a la pareja, quien puede aumentar en estrés y desarrollar ansiedad por el cuidado de la madre. Por otro lado, la lactancia también puede verse afectada ya que el estado emocional de la madre no pasa por su mejor momento, así que es necesario un acompañamiento constante y, en casos más graves, buscar ayuda profesional como un psicólogo.
Finalmente, llega la final donde el estado de ánimo de la madre se recupera y muestra múltiples signos de mejora como sueño profundo, mayor energía, recuperación del interés en desarrollar actividades y, principalmente, la alegría o emoción por cuidar del bebé y trabajar a diario por su bienestar.
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