
Con temperaturas que baten récords en varias regiones del país, el uso del aire acondicionado se ha convertido en un verdadero salvavidas para soportar los días más sofocantes que ha traido el fenómeno del niño. Sin embargo, mantener la casa fresca puede convertirse en una carga si no se hace de forma eficiente. ¿La clave? Ajustar el termostato de manera inteligente para evitar impactos negativos tanto en el consumo energético como en la salud.
Uno de los errores más comunes al enfrentar una jornada calurosa es configurar el aire acondicionado por debajo de los 20°C, con la idea de enfriar más rápido el ambiente. Esta práctica, además de poco efectiva, implica que el equipo opere al máximo de su capacidad durante más tiempo, lo cual aumenta el consumo eléctrico y desgasta prematuramente el compresor.
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Los especialistas coinciden en que la temperatura más adecuada para mantener un hogar confortable está entre los 24°C y 26°C. Este rango permite refrescar los espacios sin forzar innecesariamente el equipo, ayudando además a estabilizar la temperatura corporal. Programar el sistema dentro de estos valores también evita cambios térmicos drásticos al salir o entrar de casa.
Otro factor decisivo para optimizar el rendimiento del aire acondicionado es la forma en que se distribuye el flujo de aire. Orientar las rejillas hacia el techo facilita una mejor circulación del aire frío, lo que mejora la climatización general del ambiente y evita zonas con diferencias marcadas de temperatura.
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Además del confort, también está en juego la salud. Según los expertos de Repsol, “la diferencia ideal entre la temperatura interior y exterior no debe superar los 12°C”. Superar ese umbral puede provocar malestares físicos similares a los de un resfriado, sobre todo en personas sensibles como adultos mayores, niños pequeños o quienes padecen enfermedades respiratorias.
Encender y apagar el aire acondicionado constantemente tampoco es recomendable. Esta acción genera picos de consumo y reduce la eficiencia del aparato, además de acortar su vida útil. Lo más recomendable es establecer una temperatura constante y dejar que el equipo mantenga el clima de forma continua.
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