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Día 2 de la novena de navidad colombiana: ANUNCIACIÓN Y ENCARNACIÓN ¿Cómo rezarla?

Así puedes hacer la segunda novena navideña, te contamos cómo prepararla y el paso a paso de cada oración.

Juliana Bueno
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Novena navideña. | Crédito: Getty images.
La Novena de Navidad colombiana es una de las tradiciones más arraigadas y significativas del país, especialmente durante los días previos a la celebración del nacimiento de Jesús. Esta práctica religiosa y cultural se lleva a cabo del 16 al 24 de diciembre, reuniendo a familias, amigos y comunidades en torno a la oración, los villancicos y los valores de la unión.

Más allá de su carácter religioso, la Novena de Navidad colombiana representa un espacio de encuentro y convivencia que fortalece los lazos sociales y familiares. Así, cada día de la novena se convierte en una oportunidad para renovar el espíritu navideño.

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Novena día 2: Anunciación y encarnación

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio.

Yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de ello os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente.
Amén.

(Se reza tres veces Gloria al Padre).

Novena navideña. | Crédito: Getty images.

Consideración del día 2

El Verbo Eterno se halla a punto de tomar su naturaleza creada en la santa casa de Nazaret, en donde moraban María y José. Cuando la sombra del decreto Divino vino a deslizarse sobre ella, María estaba sola y engolfada en la oración. Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión más estrecha con Dios; y mientras oraba, el Verbo tomó posesión de su morada creada.

Sin embargo, no llegó inopinadamente: antes de presentarse envió a un mensajero, que fue el Arcángel San Gabriel para pedir a María de parte de Dios su consentimiento para la encarnación. El creador no quiso efectuar ese gran misterio sin la aquiescencia de su criatura.

Aquel momento fue muy solemne: era potestativo en María rehusar… Con qué adorables delicias, con qué inefable complacencia aguardaría la Santísima Trinidad a que María abriese los labios y pronunciase el “sí” que debió ser suave melodía para sus oídos, y con el cual se conformaba su profunda humildad a la omnipotente voluntad divina.

La Virgen Inmaculada ha dado su asentimiento. El arcángel ha desaparecido. Dios se ha revestido de una naturaleza creada; la voluntad eterna está cumplida y la creación completa. En las regiones del mundo angélico estalla el júbilo inmenso, pero la Virgen María ni le oía ni le hubiese prestado atención a él. Tenía inclinada la cabeza y su alma estaba sumida en el silencio que se asemejaba al de Dios. El Verbo se había hecho carne, y aunque todavía invisible para el mundo, habitaba ya entre los hombres que su inmenso amor había venido a rescatar.

Novena navideña. | Crédito: Getty images.

Oración a la santísima virgen

Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya. Os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma, y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo.

¡Oh, dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.
Amén.

Oración a San José

¡Oh, Santísimo José! Esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo.
Amén.

(Se reza un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria).

Gozos

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