A menudo, las personas enfrentan retos y momentos de caos que pueden surgir en cualquier momento. Algunos relacionados con el tema económico, otros con enfermedades y crisis familiares. Para quienes son creyentes en la Virgen, está la Novena a Santa Marta, la cual tiene como intención pedir su intercesión en los casos anteriormente descritos y así poder buscar una salida a los problemas.
Como su nombre lo indica, es una oración que se extiende durante nueve días y tiene como fin depositar fe y confianza en la ayuda divina para superar impases o situaciones que están afectando el plano personal. En ese orden de ideas, aquí te explicamos cómo rezar la Novena a Santa Marta.
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Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, porque os amo y estimo sobre todas las cosas. A mí me pesa, Señor, pésame en el alma de haberos ofendido y no haberos amado; propongo, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad, piedad y misericordia infinitas, que me los perdonaréis y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
Dios y Señor mío que enriquecisteis con tantas y con tan abundantes virtudes a la Bienaventurada Virgen Santa Marta, la que conociendo a vuestro hijo Jesús como el Mesías verdadero abrazando gustosamente su doctrina y practicando con fidelidad tus celestiales lecciones, llegó en poco tiempo a la santidad más elevada, os suplico Señor que por los merecimientos del mismo Jesús , nuestro Redentor y por la intercesión de la gloriosa Santa, nos concedáis los auxilios que necesitamos para acertar en agradaros en todas las acciones de esta vida y gozar después eternamente vuestra presencia en la gloria mereciendo ahora alcanzar la gracia que solicitamos en esta novena. Amén.
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que oyendo los elogios que hacía el Señor de la virginidad y practicando esta admirable virtud, determinaste no admitir otro esposo que el esposo de la Vírgenes y renunciando a las vanidades del mundo, te dedicaste a la soledad del retiro, con lo que llegaste en muy breve a la perfección evangélica; te suplico Santa admirable, que por los auxilios de tu meditación vivamos todos con pureza y castidad en el alma y el cuerpo, aborreciendo las vanidades y riquezas de este mundo materialista, para que así, nos hagamos dignos de la eterna bienaventuranza.
También imploro Santa mía, vuestra intercesión, para que la majestad Divina me conceda el favor particular que ahora solicito, si conviene para el bien y provecho de mi alma, y si no, vos como abogada mía, enderezad y rectificad mis pensamientos a mayor servicio de Dios. Alcanzadme una meritoria conformidad y resignación en su Santísima Voluntad. Amén.
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que al mismo tiempo que hacías pública profesión de la más ajustada y ejemplar virtud, padecía tu corazón las mayores aflicciones y penas al ver que tu hermana María Magdalena entre perfumes, galas y joyas, se hacía llevar de su inclinación a los abismos del orgullo y vanidad mundana, se había hecho escándalo público de toda la provincia sin que hubiera bastado tu anhelante esmero, lecciones y ejemplos para inspirarle temor de Dios, que por fin oyendo benignamente al Hijo de Dios, los clamores y ruegos que con Lázaro dirigías incesantemente a su piedad por la salvación de una hermana de vida tan licenciosa y perdida, movió el corazón de aquella insigne pecadora y con perfecta conversión y maravillosa mudanza de vida, llenó el tuyo de inexplicable gozo y alegría.
Comunicad piadosa Santa, nuestros ruegos al Señor a favor de todos los infelices pecadores, para que ayudados con sus Divinos Auxilios imitemos a la Magdalena en la enmienda, aborrecimiento, dolor y penitencia de nuestros pecados, también imploro santa mía, vuestra intercesión, para que la majestad Divina me conceda el favor particular que solicito si conviene para el bien de mi alma, y si no vos, como abogada mía enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima Voluntad. Amén.
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que habiendo enfermado, y muerto tu hermano Lázaro y habiendo Jesús llegado a tu casa después de cuatro días de sepultado, apenas le viste cuando bañada en llanto y llena de fe más viva, le dijiste: “Señor, si hubieses estado aquí no hubiera muerto mi hermano, pero no desconfío de verlo resucitado porque sé que Dios no te puede negar lo que le pides”. Y en efecto, movido el Señor de tus lágrimas y las de María Magdalena, premió tu amorosa confianza restituyendo la vida a tu hermano. Te ruego pues dichosa Santa que amoldes y dispongas nuestros corazones de manera que recurriendo a ejemplo tuyo en todas nuestras penalidades y trabajos a Jesús, con la fe, confianza y pureza necesarias, merezcamos sus Divinos Socorros y consuelos para que remedien nuestras necesidades y miserias.
También imploro Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el favor que ahora solicito, si conviene para el bien de mi alma, y si no, vos como abogada mía, enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima Voluntad. Amén.
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que siguiendo constantemente los pasos de tu Divino Maestro, no lo quisiste perder de vista, sobre todo durante el tiempo de su pasión, sintiendo y llorando amargamente todos los tormentos y afrentas hasta verlo morir clavado con ignominia en la cruz. Te suplico, ¡oh dulce Santa!, que por tu intermedio logremos las gracias celestiales que necesitamos obtener para seguir con confianza los caminos de Jesús y para fijar nuestro espíritu en la contemplación de su pasión dolorosa, para que de este modo consigamos algún día celebrar los triunfos de su gloria en el cielo.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el favor que solicito si conviene para el bien de mi alma, y si no, vos como abogada mía, enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima Voluntad.
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que luego que los piadosos varones bajaron de la cruz al adorable cuerpo del Salvador, y después de haber presenciado y acompañado con tus tristes lamentos y abundantes lágrimas el insondable dolor de María Santísima al ver a su Divino Hijo muerto, ensangrentado, y desfigurado en sus amorosos brazos, concurriste con María Magdalena y otras piadosas personas, a rendir a aquel sagrado cadáver los últimos honores, dándole decente sepultura, con la mayor veneración te suplico poderosa Santa, nos alcances del Señor la gracia de que penetrados de un verdadero dolor y arrepentimiento de nuestros pecados, aceptemos acompañar a Jesús y María digna y espiritualmente en sus dolores, para alabar y bendecir después sus misericordias en la patria celestial.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía, enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima Voluntad.
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra que después de sepultado Nuestro Divino Redentor no te apartaste de su afligida Madre, sino que acompañándola en su soledad y aliviando cuanto era posible su tristeza y amargura, te mostraste cada vez más fervorosa amante de esta Señora. Te suplico Santa amable que por estar tan cercana de esta Divina Reina, inclines su maternal corazón a nuestro favor, excitando en nuestros corazones las más fervorosa devoción a sus dolores para que amparados en su soberana protección, lleguemos felizmente a la gloria del cielo.
También imploro Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía, enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima Voluntad. Amén.
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que mereciste la gran dicha y gozaste de la dulce alegría de estar entre las primeras personas que vieron al Señor después de su triunfante resurrección, asistiendo a sus instrucciones y recibiendo cada día nuevas gracias y favores y luego que subió a los cielos no te apartaste del lado de la Santísima Virgen hasta la venida del Espíritu Santo, cuyos dones recibiste en el Cenáculo. Te suplico amada Santa, que por tu mediación nos hagamos dignos de la consoladora presencia de Jesús en nuestras almas para que inundadas de sus gracias merezcamos alabarlo por toda la eternidad en el cielo.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía, enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima Voluntad. Amén.
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que fuiste perseguida por los judíos y desterrada con tus hermanos, metida en un navío sin mástiles, timón ni aparejo alguno y expuestos al arbitrio y furia de los vientos y las olas del mar, pareciéndoles el mejor medio de deshacerse de una familia cuya presencia no podían sufrir, porque Lázaro era un milagro visible y un testimonio elocuente de la Divinidad de Aquel a quien ellos habían muerto ignominiosamente; pero que salvándoos la Divina Providencia, llegasteis al puerto de Marsella, donde anunciaste la fe de Jesucristo, convirtiendo a muchos y obrando grande maravillas.
Te suplico poderosa Santa nos alcances del Señor la constancia y la firmeza que necesitamos para sufrir por Jesucristo todas las persecuciones, burlas y desprecios que se nos susciten, sin que jamás dejemos de alabar, confesar y bendecir el santo nombre de Jesús.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía enderezad mis peticiones al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima Voluntad.
Favorecida discípula de Jesucristo Santa Marta, virgen gloriosa, patrona y protectora nuestra, que movida de las lágrimas de los vecinos de Tarascón y de los pueblos comarcanos, los librasteis del monstruoso dragón que todo lo devoraba, atravesaste el río Duraza, armada con la Santa Cruz y agua bendita, arrastraste el dragón con el ceñidor trayéndole a la ciudad donde le dieron muerte. Después retirándote a un desierto con muchas doncellas que habías convertido y edificado un monasterio vivías en él, como ángeles y castas esposas del salvador, el cual queriendo premiar tus virtudes te reveló el día de tu dichosa muerte como también el que tu hermana Magdalena gozaba ya en el cielo de su gloria; y después de una calentura lenta, que aumentó tus merecimientos, sabiendo que era llegada la hora de juntarte con tu Divino esposo, mandaste que te echasen sobre las cenizas en presencia de tus afligidas compañeras y exhortándolas a las perseverancia final, pasaste tranquilamente al descanso del Señor.
Te suplico preciosa Santa, nos facilites los medios que necesitamos, para que llevemos una vida espiritualmente retirada de los bullicios del mundo y sea feliz nuestra muerte.
También imploro, Santa mía, vuestra poderosa intercesión para que la majestad Divina me conceda el favor que solicito si conviene para el bien de mi alma y si no, vos como abogada mía, enderezad mis peticiones, al mayor servicio de Dios, alcanzándome una meritoria conformidad con su Santísima Voluntad.
Fervorosa discípula de Jesús, amable Santa Marta, cuya afanosa solicitud en el servicio del Maestro Divino fue motivo para que oyeras de sus labios aquellas memorables palabras: “Marta, Marta, tu te afanas y acongojas distraída en muchísimas cosas, y a la verdad que una sola cosa es necesaria, que es la salvación eterna”; haz, dulce protectora mía, que al buscar el remedio de mis necesidades temporales y al atender al cumplimiento de las obligaciones de mi estado, jamás me olvide que soy un viajero de paso por la tierra y en camino hacia la eternidad, y que por tanto una sola cosa me es absolutamente necesaria, el obtener mi eterna salvación.
Oh dichosos hermanos, Lázaro, Marta y María Magdalena, rogad por nosotros y haced que los que os invocamos y nuestras familias tengamos la dicha de reunirnos en el cielo como vosotros para gozar para siempre de la gloria de Dios.Oh Santa Marta, por la señal de la Cruz que sostienes con tu diestra y por cuya virtud venciste al dragón infernal que tienes humillado a tus pies, ayúdanos a vencer las tentaciones y dificultades en esta vida, llevando con fidelidad la cruz de nuestro estado, hasta conseguir como tu la victoria final sobre el enemigo de nuestras almas. Así sea.
Oraciones tomadas de la Red Mundial Cristiana de Oración.
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