La invitada especial fue la psicóloga Lilian Reynoso, psicóloga clínica con máster en intervención psicosocial, ampliamente reconocida en Colombia por su labor en prevención del acoso escolar y el fortalecimiento de la autoestima en niños, niñas y adolescentes. Ha trabajado de cerca con instituciones educativas en Bogotá y Boyacá, acompañando a víctimas, capacitando a docentes y reeducando ambientes escolares.
Durante el espacio de la segunda hora del programa, Reynoso fue contundente:
“El bullying no solo viene de los compañeros. También los profesores pueden ser acosadores”, afirmó.
Bullying: una herida emocional, no solo disciplinaria
Lilian Reynoso explicó que el acoso escolar —término técnico y legalmente establecido como bullying— debe entenderse como una forma de violencia sistemática, persistente y con intención de dañar, ejercida dentro del entorno escolar. Y aquí fue clara: el bullying solo se reconoce legalmente cuando ocurre dentro de instituciones educativas.
“Si ocurre en el barrio, en redes sociales o en espacios laborales, se denomina de otras formas: ciberacoso, hostigamiento, matoneo, pero el término bullying está reservado para el contexto escolar”, precisó la experta.
Además, enfatizó que el bullying no siempre es físico. También existen formas sutiles y psicológicas, como la exclusión, la burla repetitiva, la humillación frente a otros o el aislamiento social.
Cuando el adulto es el agresor
Uno de los momentos más impactantes del programa fue cuando la psicóloga denunció públicamente que los docentes también pueden ejercer bullying.
“Cuando un profesor ridiculiza a un niño por su forma de hablar, lo compara con otros, o lo estigmatiza por su rendimiento, también está violentando. El poder de la palabra en el aula es inmenso, y muchos aún no lo entienden”, aseguró Reynoso.
Durante el programa se recordó que en Colombia el bullying está regulado por la Ley 1620 de 2013, conocida como la Ley de Convivencia Escolar. Esta norma busca:
Garantizar ambientes de aprendizaje seguros y respetuosos.
Prevenir y atender casos de acoso escolar.
Crear rutas de atención dentro de cada institución educativa.
Fomentar la educación emocional y la convivencia pacífica.
“Lo más importante es que esta ley obliga a los colegios a actuar. No pueden lavarse las manos. Si un niño denuncia, se debe activar un protocolo de atención inmediata. Callar es ser cómplice”, agregó Reynoso.
Inexpertas cerró el programa con una reflexión colectiva: muchas de las heridas emocionales que cargamos como adultos nacieron en la escuela. El bullying no es solo un “juego de niños”, es una forma de violencia que deja huellas profundas, y que debe enfrentarse con educación, empatía y responsabilidad.
CARACOL S.A. realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados.