
La pareja conformada por Juan Pablo Raba y Mónica Fonseca es una de las más sólidas de la farándula colombiana, pero eso no significa que no hayan pasado por momentos difíciles dentro de su relaicón. De hecho, uno de los más duros ocurrió este mismo año.
En el episodio más reciente de Los Hombres Sí Lloran, el podcast en el que el actor habla de salud mental con sus invitados, Raba abrió su corazón respecto a la operación por la que pasó su hijo Joaquín, a quien suelen mantener alejado de los reflectores.
Sigue leyendo: Juan Pablo Raba contó detalles del infarto que sufrió: “Sentí que me m0rí4”
Cada una de las actualizaciones sobre su estado de salud fue compartida por Mónica Fonseca, quien reflexionó siempre sobre la importancia de la salud sobre cualquier otra cosa, y finalmente el menor tuvo que ser operado, pues los doctores descubrieron que Joaquín tenía una fístula en su pulmón izquierdo, definida como una conexión anormal entre una arteria y una vena.
“Al día de hoy, después de haber sufrido asaltos, accidentes, de que casi me muero hace tres mesmes… yo nunca voy a olvidar a Joaquín, a nuestro hijo mayor, cuando lo tuvimos que operar del pulmón”, dijo esta vez Juan Pablo Raba en el espacio mencionado.
“Fue una operación que hace 15 años hubiera sido de corazón abierto, pero realmente fue una maravilla”, indicó, y es que la tecnología y la medicina han avanzado tanto que problemas mayores pueden ser tratados con total profesionalismo.
Claro está, eso no quita el miedo: “Ese momento en el que me suelta la mano, al día de hoy es… -hizo una pausa importante- uf, el man entró saturando 81 y salió con 96, yo quería besar a los médicos”.
Puedes leer: Carlos Calero recordó cómo fue atravesar el cáncer de su hijo: “Eso nos derrumbó”
Aunque la operación fue exitosa, Raba no niega que atravesar ese momento “fue teso” y en ello estuvo de acuerdo su invitado, Carlos Calero, quien afirmó: “Es que nadie está preparado para eso”.
Y es que el presentador se enfrentó a un diagnóstico de cáncer en su hijo también. A Carlos (junior) le descubrieron un tumor en el cerebro luego de que tuviera un dolor de cabeza persistente. Primero pasó por el oftalmólogo pensando que eran problemas de visión, luego por el neurólogo y finalmente encontraron el verdadero problema.
Lo único que pudieron hacer Catlos Calero y su esposa Paulina Ceballos fue encomendarse a Dios o, en sus palabras, “echar camándula y confiar en los médicos”, ya que no era operable y debían tratarlo con quimioterapias y radioterapias. De esos momentos recuerda que era “duro ver a uno parte de ti ahí en una cama, sin pelito”.