La comunicación entre padres e hijos no siempre es sencilla. Sobre todo, porque con los afanes del día a día a veces se nos olvida detenernos a fortalecerla o simplemente a validar las emociones de nuestros pequeños para que se sientan en la plena confianza de contarnos lo que ocurre en sus vidas.
Esto, sumado a las diferencias generacionales, la convierte en un reto gigante para cualquier familia.
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Sin embargo, desde la psicología se ha identificado una serie de estrategias o consejos fundamentales para construir vínculos más sólidos. Te compartimos algunos de ellos.
Uno de los errores más comunes durante la crianza es suponer que por el simple hecho de estar presentes en la vida de los hijos, se les está escuchando. No es así.
Recuerda que la comunicación es tanto verbal como no verbal, así que gestos como una sonrisa refuerzan el mensaje de que los estás escuchando. Así mismo, puedes probar haciéndole preguntas como “¿qué?”, “¿por qué?” y “¿cómo?” cuando te cuente una historia. No solamente estarás mostrando interés, sino que les ayudarás a mejorar sus habilidades comunicativas.
También resulta fundamental legitimar las emociones de tus hijos. Esto no implica que estés de acuerdo con todo lo que digan o hagan, está más bien relacionado con la empatía.
De acuerdo con el portal de Psicología y mente, “validando una emoción estamos haciendo entender a la otra persona que comprendemos lo que ella siente y que es perfectamente normal sentirlo, y que no vamos a juzgar en ningún momento aquellos sentimientos que le embargan en un momento determinado”.
En este punto no solamente nos referimos a no generalizar o usar frases como “siempre haces lo mismo” o “nunca me escuchas” que solo resultarán en una actitud a la defensiva, sino también a utilizar un lenguaje apropiado para la edad de tu pequeño.
“Habla de manera clara y específica y evita usar palabras peyorativas. El uso de un lenguaje cordial contribuye a dar un ejemplo positivo a tus hijos”, se lee en la página web de Unicef.
Esto se traduce en obrar desde el ejemplo. Si eres una persona que se guarda sus sentimientos o siempre se muestra fría no puedes esperar que tu hijo se abra contigo.
Así mismo, mantén las promesas que le haces. De esta manera, fortalecerás la confianza entre ambos.
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El portal de Healthy Children, que hace parte de la American Academy of Pediatrics (AAP), institución de pediatría que dedica sus esfuerzos y recursos a la salud, la seguridad y el bienestar de bebés, niños, adolescentes y adultos jóvenes, señala además una serie de comportamientos que deberían evitarse. Estos son:
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