
Volver al papel y el lápiz o bolígrafo es una práctica que además de servir para actividades cotidianas, también trae otros beneficios para el ser humano. El ejercicio de mover la mano con una velocidad media o lenta puede ser más positivo de lo que uno pensaría.
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Un uso equilibrado entre las pantallas y las libretas o cuadernos puede traer ayudas tanto en las rutinas diarias como en nuestro estado de ánimo. Al tomar un esfero o cualquier cosa para escribir y aplicarla sobre una superficie puede funcionar como un espacio para liberar, distensionar, limpiar, entre otras cosas.
Escribir cartas, pensamientos o una simple lista de compras habitualmente ayuda a prevenir o evitar el deterioro cognitivo. Como lo explica la aseguradora Sura, crucigramas, rompecabezas, entre otras actividades ayudan a estimular la actividad neuronal, lo cual representa un descenso en la probabilidad de sufrir demencia o alzhéimer.
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Al escribir nuestros pensamientos, nuestros sentimientos o sensaciones sobre alguna cosas podemos hacer catarsis. Esta liberación ayuda como una válvula de despresurización en la que no acumulamos los problemas que tenemos a diario y los podemos manejar de una mejor manera.
Por último, esta práctica sencilla nos puede ayudar a mejorar nuestra creatividad o explorar nuevos conceptos que nos ayuden en ciertos momentos. De esta manera podemos estructurar ideas o profundizar conceptos que pueden ayudarnos a resolver problemas.