En la actualidad, hay muchas personas que tienen problemas para conciliar el sueño y poder dormirse en las noches. Esta problemática genera que se pasen horas mirando hacia el techo, viendo televisión o cerrar los ojos para lograr el descanso físico y mental. Sin embargo, ante este tipo de situaciones muchos optan por medidas como uso de medicamentos, apoyo de máquinas, entre otras cosas.
Sin embargo, existe una acción sencilla y habitual de los seres humanos que puede ayudar a solucionar estos problemas y reducir la probabilidad de padecer trastornos del sueño. El hecho de no dormir bien se traduce en posteriores problemas de salud como obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas, sensación de agotamiento, etc.
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Debido a esta situación, es importante prestar atención a este tema para poder disfrutar de una buena calidad y bienestar físico y mental. Alejarse de dispositivos electrónicos en las noches, restringir la cafeina y ajustar rutinas pueden ser alternativas para aportar a este problema. Tomarse un baño de agua caliente es otra alternativa que se puede tomar manejar este caso.
Bañarse o tomar una ducha antes de acostarse en la cama y prepararse para dormir puede traer beneficios para conciliar el sueño. Los efectos del agua y la temperatura tibia caliente ayudan a relajar el cuerpo, aliviar músculos y generar descanso. El fisioterapeuta clínico de la Universidad Central, Juan Andrés Gutiérrez, explica que estas acciones traen beneficios a nivel físico y mental para poder lograr el sueño.
“El efecto no es solo físico; hay un componente psicológico de preparación al descanso cuando se crea un ritual con agua caliente. Además, en pacientes con dolor o con lesiones especiales, como en el estudio reciente, reducir la sensación de molestias físicas puede ser lo que permita finalmente que el sueño ocurra sin interrupciones”, indica.
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Por su parte, la neuróloga especializada en trastornos del sueño, Mariana Torres, explica que un aumento de la temperatura en las extremidades permiten una mejor preparación corporal para poder dormirse. Es importante señalar que el agua debe estar entre tibia y caliente, pero que sea soportable para evitar quemaduras o señales de dolor.
“El cuerpo humano tiene un mecanismo natural de regulación térmica que participa en la transición al sueño. Al elevar la temperatura de la piel de manos y pies o con un baño caliente, se favorece la dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, lo que permite que el cuerpo central se enfríe más rápidamente; ese descenso del calor central es una señal clara para que el cerebro comience a generar sueño profundo”, argumenta.
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