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Laura Mora, esposa de Sebastián Moreno, se sinceró sobre etapa oscura en su relación

La también creadora de contenido estuvo en Inexpertas de Bésame y reveló comportamiento tóxico al inicio de su relación.

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En una conversación íntima y sin filtros en el programa Inexpertas, la creadora de contenido Laura Mora, conocida también por ser la esposa del fotógrafo bogotano Sebastián Moreno, se atrevió a contar algo que muchas personas callan: durante un tiempo, fue una pareja tóxica. No hacia afuera, no con gritos o escándalos, sino en esas conductas que se disfrazan de “preocupación” pero que en realidad nacen del miedo, la inseguridad y la desconfianza.

Laura habló con valentía. Dijo que en ese momento de la relación, le revisaba el celular a Sebastián y se desesperaba cada vez que él salía. Lo llamaba una y otra vez. Solo quería saber con quién estaba, a qué hora volvía, si ya había llegado, si se había ido. Lo reconoció sin orgullo, pero con claridad.

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Él, contaba, sí salía con frecuencia, mientras que ella, por su crianza, no estaba acostumbrada. Creció en un hogar donde los padres eran estrictos, protectores, y prácticamente no la dejaban salir. Su mundo era la casa, las reglas, los permisos restringidos; por eso, cuando Sebastián se iba a una fiesta, a ella le estallaba la ansiedad.

Según contó Mora, con el tiempo, esa relación tensa empezó a pasar factura. Sebastián, con amor, pero con límites, le dijo que no podía seguir así. Le dio un ultimátum. O ella encontraba la forma de sanar y confiar, o él no podía seguir con ella. No fue una amenaza, fue una decisión necesaria.

Y Laura eligió cambiar. De acuerdo con su relato, eligió revisar lo que traía desde su infancia, enfrentarse a esa necesidad de control y entender que el amor no es sinónimo de vigilancia. Que, si el otro se queda, es porque quiere quedarse, no porque uno lo atrape.

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Hoy Laura lo cuenta porque sabe que muchas personas están pasando por algo parecido. Porque a veces, quienes revisan el celular, quienes llaman sin parar, quienes no confían, no lo hacen por maldad. Lo hacen porque no saben cómo amarse a sí mismos primero.

Y aunque no fue fácil, aprendió que el amor sano no se exige, se construye  y que uno también puede ser el problema, pero sobre todo, puede ser parte de la solución.

Por Sara Flórez