En el mundo actual, que está tan globalizado e hiperconectado, cada vez es más común ver a niños pequeños frente a un celular o tableta, incluso desde los primeros años de vida. De hecho, hay quienes dicen que ya “nacen con el chip de la tecnología”.
Está tan normalizado que muchos padres no son realmente conscientes de los efectos que este comportamiento puede tener en la salud y el desarrollo de sus hijos.
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La doctora Jessica Álvarez, pediatra de la Clínica Ricardo Palma, adviertió en un artículo escrito para la página del centro de salud que el uso excesivo de dispositivos móviles en la infancia puede traer consecuencias físicas, emocionales y cognitivas de gran impacto.

De acuerdo con la especialista, los efectos del abuso de pantallas en la infancia se reflejan en distintos aspectos:
Alteración del desarrollo cerebral: especialmente en menores de 2 años, cuyas conexiones neuronales aún están en formación.
Problemas de sueño: usar pantallas dos o tres horas antes de dormir puede provocar insomnio, dolores de cabeza, falta de concentración e irritabilidad. Esto aplica tanto para niños como para adultos, por eso se recomienda alejarse de las pantallas a una hora prudente.
Aislamiento social: los niños que pasan demasiado tiempo con el móvil pueden tener más dificultad para relacionarse con otros o adaptarse a nuevos entornos.
Obesidad infantil: el sedentarismo derivado del uso prolongado de dispositivos aumenta el riesgo de sobrepeso.
Déficit visual: la exposición constante a las pantallas favorece la aparición de miopía y astigmatismo a temprana edad.
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En este sentido, la doctora Álvarez recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece límites claros para el uso de las pantallas y si se es riguroso con ellos se pueden evitar muchas consecuencias a largo plazo. Estos límites dependen de las edades de los niños:
Menores de 2 años: lo ideal es que no estén expuestos a pantallas.
Niños de 2 a 5 años: máximo 30 minutos al día, siempre acompañados de un adulto.
Niños de 6 a 12 años: entre 1 y 2 horas diarias como máximo.
Así que si en tu hogar están teniendo problemas para poner estos límites, lo mejor es que lo hagan de manera progresiva y, sobre todo, promoviendo el uso de pantallas como una herramienta educativa, pues no se trata de prohibir por prohibir.
De igual forma, el consejo más práctico es incentivar juegos al aire libre y actividades en familia que, además de fortalecer la relación, distrae al niño.
¡Intenta seguir estos consejos y verás cómo cambia el uso de las pantallas en tu hogar!
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